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Opulencia y esclavitud

Julián González García

Si nos atenemos a la plantación indiscriminada de productos hortifrutícolas en el Levante y Oriente Español, y a la carencia de agua de las mencionadas zonas, no cabe más que considerar como delito ecológico, tanto la destrucción 'reguladora' de millones de kilos del producto excedentario, como la abusiva utilización del líquido elemento tan necesario para el ciclo vital de productos, que no van a rentabilizar.

Mientras el Plan Hidrológico Nacional enfrenta a las comunidades pobres y sin infraestructuras, pero con agua, con las más agraciadas en clima e infraestructuras, pero sin agua; mientras los terratenientes y propietarios de invernaderos y terrenos casi desérticos, prosperan a costa de la penuria de los que con el agua simplemente la ven pasar, la renta de los primeros crece y se multiplica gracias a los segundos, y a su preciado 'maná'

Hoy, debido al abuso de herbicidas, plaguicidas y pesticidas, los productos hortifrutícolas de las comarcas antes mencionadas resultan sospechosos, y comienzan a ser rechazados en los mercados de la UE; una vez que se ha demostrado que lo del rechazo de ciertas labores por los trabajadores españoles era una milonga que nos querían contar; que hay trabajadores nativos, oriundos y foráneos en paro, y que no existe necesidad alguna de importar más. La mayor parte de los terrratenientes, productores y transformadores del Levante y Oriente español se ha enriquecido por la sobreexplotación del suelo, productos químicos contaminantes y tóxicos y mano de obra casi regalada que, sin ningún derecho laboral y con una cobertura social de beneficencia o caridad, trabaja de sombra a sombra en la clandestinidad por poco más de un mendrugo de pan.

Mientras tanto, el Gobierno continúa con su impopular plan, sin plantearse de una manera seria y coherente una redistribución y aprovechamiento racional de recursos hídricos, lo que ayudaría a reducir las diferencias entre comunidades. Unas ricas e insaciables, otras pobres y necesitadas de solidaridad.